Nos preguntan sobre reconocidos líderes mundiales y fácilmente coincidiremos en asignar ese rol. No obstante, estamos rodeados de líderes efectivos en el día a día, personas que conocemos, con un gran impacto en los demás y a las que también influimos. ¿Será que el liderazgo eficaz está al alcance de todos?

Iconos del liderazgo

Se suele hablar de los líderes, de las “personas de éxito”, incluso de los que “mueven o han movido el mundo” citando como ejemplo nombres de personas muy conocidas por su labor en la ciencia, las organizaciones, movimientos sociales o religiosos y empresas. Los iconos  pueden ser el de la manzana mordida, una anciana con velo blanquiazul, alguien con gafas ataviado con una túnica morada y amarilla, el rostro de un anciano sonriente con bigote y pelo blanco y descuidado, un joven y elegantemente vestido soñador; un sonriente, calvo y delgado con gafas y bigote; un joven de pelo revuelto y boina estrellada; más o menos respetados según las sensibilidades de cada un@.

 

Si lo bajamos a un plano más cercano (aumentemos el zoom, por ejemplo,  hacia el Sur de Europa), y siguiendo abiertos a distintas sensibilidades -no sólo a las propias-, nos costará más, pero aún reconoceremos como líderes, como personas tremendamente influyentes y objetivamente admiradas a un contemporáneo magnate de la industria textil, a algún personaje histórico descubridor, a algún artista, algún científico o médico, escritor o deportista, a algún altruista religioso.. Seguramente nos costará mucho más definirlo y sin embargo siguen estando ahí, personas que gestionaron cambios históricos, avances sociales o empresariales con gran capacidad de conciencia y gestión del proceso sobre el que estaban decidiendo, impactando en miles y miles de personas de sus generaciones y de las venideras.

 

Los líderes efectivos en el día a día

Ahora detengámonos en nuestro alcance directo cotidiano, en personas en las que reconocemos una especial habilidad por impulsar cambios diseñados para promover lo mejor en o para l@s demás, en sus diversas facetas. En personas que nos han brindado perspectivas no concebidas, interés en áreas por aprender, o que nos han aportado acompañamiento, serenidad, motivación, alegría, inspiración y que hasta llegamos a admirar. Cada una de esas personas en roles tan cotidianos como un compañero, una profesora, un amigo, una madre, un abuelo, un jefe, un empleado, un emprendedor o cualquiera que se nos pueda ocurrir, cada una, es para nosotros un líder eficaz. Alguien que merece nuestro individual respeto y consideramos extraordinario. Personas que en un momento u otro han causado un tremendo impacto en nosotros, fuésemos o no plenamente conscientes de ello. Esos son líderes efectivos en el día a día, los conocemos.

Lo sepamos o no esas personas también atraviesan momentos de dolor, incertidumbre o bloqueo. Tienen sus sueños, aspiraciones y emociones. Son personas a las que asignamos una cierta virtud por un motivo o situación concreta y podemos tender a pensar que no atraviesan retos o dificultades, y ahí, tal vez estamos ya dando demasiado por supuesto.

Estamos hablando de personas que en un momento dado han destacado por su capacidad de escuchar o transmitir, o por la anticipación, la autogestión, la determinación, la resiliencia, la creatividad o el trabajo en equipo, la conexión con los valores, la integridad, por sus habilidades relacionales o por el simple hecho de inspirarnos. Acabamos de citar competencias y habilidades comúnmente asignadas a l@s líderes efectivos que salen en presentaciones, revistas, congresos o hasta en el mismísimo google.

 

Un tópico, ¿Cómo son los líderes efectivos?

Convertir el liderazgo efectivo en un rol externo es reservarlo para personajes famosos, privarlo de su mayor potencial, el que se aplica día a día en momentos determinados por personas como tú o cualquiera en los que hayas pensado unos parágrafos atrás. Concebir el liderazgo como algo difícil de mantener constantemente vivo y a la vez algo que nos invita cada día a dar lo mejor de uno mismo y a fomentar lo mejor en los demás  es una perspectiva mucho más creativa.

Suelo escuchar o leer -y hasta a veces se me escapa escribirlo- cómo son, cómo se comportan los líderes o cómo ser líder. Las cosas que un@ puede hacer o cambiar para “convertirse” en un líder efectivo. Tendemos a verlo fuera de nosotros, algo ajeno a tratar de imitar, cuando sin darnos cuenta ese poder ya lo tenemos. Está también a nuestro alrededor en cada persona que nos rodea, deseoso de crecer compartiéndolo, ampliando nuestro rango, nuestras herramientas a través del conocimiento, la experiencia y el desarrollo individual, relacional y social. Como en la naturaleza, constantemente evolutiva.

 

Conclusiones

Planteemos lo expuesto hasta ahora  sobre un papel, un gran papel encima de la mesa. De acuerdo, dibujemos las caras, los iconos, de grandes y reconocid@s líderes mundiales. Queda espacio en blanco. Rellenémoslo con las caras de aquell@s que sin tener tal vez un reconocimiento mundial sí lo tienen o tuvieron, objetivamente, a menor escala. Sigue quedando espacio para algunas de las personas de nuestro entorno cuyo comportamiento y buen hacer nos han destacado, que, a su vez, están conectadas –conocen- a las que hayan pensado los demás. Una inmensa red de personas entre las que al final, todos podemos estar presentes. El papel se nos ha acabado hace ya un rato.

No olvidemos que no se trata simplemente de sentirlo o de pensarlo. De hecho, tenemos también impacto en las personas con las que estamos conectadas. Diariamente.

Se trata de empezar a ponerle intención. Conciencia. Decisiones diarias con la visión común de estar mejor, servir mejor, vivir mejor. Tod@s. Porque podemos ser líderes efectivos en el día a día, también.

Continuará..

 

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Pablo Lapuente

Co-Fundador/Instructor en LIFE Leadership School

Formador y Coach especializado en Liderazgo, Organizaciones y Relaciones e Inteligencia Emocional

Guía de Montaña y de Piragüismo