Ser dueño de mi vida
(Artículo publicado originalmente en plcoachinglleida como «Ser dueño de mi vida»)
Cómo ser dueño de mi vida es un planteamiento cada vez más corriente en personas –no importa la edad- que sienten que hay más por vivir. Desde PL Coaching Lleida comparto la esencia de conversaciones que he tenido al respecto, fijando pautas para conseguirlo
Intencionalidad: Cualidad de intencional, relativo a la intención. Determinación de la voluntad en orden a un fin.
Tomar las riendas de la vida, tomar el volante de las decisiones. Sentir que la vida es tuya, que te pertenece. Y que se tiene poder de decisión sobre lo que uno quiere que pase. Son temas de conversación recurrentes con muchas personas a mi alrededor, y no es un asunto banal. Ser dueño de mi vida es algo que muchos deseamos, que generalmente requiere esfuerzo y que aquellos que lo consiguen -aunque sea de vez en cuando- valoran como una de las mejores experiencias de su vida.
¿Qué es ser dueño de mi vida? Hacer propias y conscientes gran parte de las decisiones que uno toma cada día. Sentir que la vida te pertenece y que eres coprotagonista de ella –lo de “co”, porque igual que tienes impacto en la vida de los demás, otros también lo tienen en la tuya”. Aquí entran la libertad, los miedos, el riesgo, los sueños, las metas, el esfuerzo, las ideas, las limitaciones y las virtudes, tus valores personales, la rutina, el trabajo, el ritmo de vida, la pareja, las emociones, los hijos, los amigos, la familia.. muchos motivos por los que dejarse ir, o simplemente entrar en la rueda. Hablo de una rueda de hámster, un ciclo constante de correr hacia ningún propósito. También muchos motivos por los que vale la pena el esfuerzo.
ser dueño de mi vida es el ser sensible a lo que pasa a nuestro alrededor
Un modo más simple de definir qué es ser dueño de mi vida es el ser sensible a lo que pasa a nuestro alrededor. Acariciar las texturas y matices que cada día tenemos ante nosotros y que cuando les prestamos atención nos devuelven esa sensación de estar ahí, de estar vivo.
Para que quede claro, no hablo de una vida de cuento, hablo de una vida sin filtrar, con multitud de matices, algunos de ellos molestos o incómodos. Donde el frío nos hace tiritar y el calor nos hace sudar. Donde el esfuerzo nos abruma y a la vez nos hace llegar a la cima, a un gran objetivo que no se nos ha regalado y que nos hemos ganado por méritos propios.
da igual cuando uno llega a esos estados de conciencia, nunca es tarde para responder en consecuencia
Acepto y comprendo que ser dueño de mi vida no es tarea fácil, y que muchas veces nos damos cuenta de aspectos importantes en nuestras vidas una vez ya han pasado. A veces incluso cuando ya no los tenemos a mano o el “daño” ya está hecho. Eso invita a rendirse, a tirar la toalla o a mirar hacia otra parte. Cuando en realidad, da igual cuando uno llega a esos estados de conciencia, nunca es tarde para responder en consecuencia. Aún sabiendo que esa respuesta no será escuchada del modo en que quisiéramos.
En esos momentos en los que uno despierta y lanza una intención … estamos siendo dueños de nuestras vidas
En esos momentos en los que uno despierta y lanza una intención al aire de una puesta de sol, de un paisaje en la naturaleza o de una situación detonante, estamos siendo dueños de nuestras vidas. Estamos viviendo. Ese es el primer paso.
¿Cómo ser dueño de mi vida? Siendo intencional. Definiendo qué quiero y para qué lo quiero, contribuyendo a que acabe pasando. Dedicándose tiempo y espacio a uno mismo, aunque sea una vez al mes. Aceptando el fallo como una posibilidad y fijando objetivos de un modo progresivo. Ejemplo:
“Víctor quiere inicialmente hacer (más) deporte, peeeero su trabajo, que le gusta y a la vez le exige mucha dedicación (tiempo) no deja hueco para ello.
Quiere hacer deporte por salud. Se da cuenta de que ha engordado/adelgazado y que se tiene un poco dejado.
Decide, primero, fijar dos tardes a la semana en las que salir puntual del trabajo. Y segundo, lo comunica a su entorno profesional cercano. Comunica su propósito y su objetivo. Se compromete con él igual que lo hace con los profesionales.
Cuando ya ha consolidado su intención inicial y cada semana dedica esas dos tardes a hacer deporte, incrementa a una tercera tarde la dedicación al deporte. El para qué sigue siendo el mismo, mejorar en salud, lo que le añade también el ganar en calidad de vida. Eso le hace pensar.
Una vez al mes se dedica 2 horas, generalmente dándose un reflexivo paseo por el campo, a eso que le hace pensar: ganar calidad de vida.
Para él, en este momento, calidad de vida implica viajar. Peeeeero, ni tiene ahorros ni turnos vacacionales suficientes para hacer ese gran viaje con el que ha ido fantaseando. Empieza ahorrando poco a poco hasta comprarse una moto e irse un fin de semana al mes a recorrer parajes accesibles desde su ciudad…”
Víctor empezó a ser dueño de su vida cuando alineó:
- Su intención: mejorar su salud y cuidarse + ganar en calidad de vida
- Su objetivo: hacer deporte 2 veces por semana, posteriormente 3 + viajar, de momento un fin de semana al mes
- Sus acciones al respecto: Comunicando sus propósitos, fijando momentos para ellos (en su agenda personal)
Y eso empezó con una chispa de conciencia, ¿Cuál es la tuya? ¿Qué es lo que realmente quieres?
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Pablo Lapuente
Co-Fundador/Instructor en LIFE Leadership School
Formador y Coach especializado en Liderazgo, Organizaciones y Relaciones e Inteligencia Emocional
Guía de Montaña y de Piragüismo